El cerdo ibérico es un símbolo nacional e incluso internacional de nuestra historia. Es un animal que nos proporciona productos exquisitos y que ha poblado siempre las grandes dehesas de la Península Ibérica: forma parte de un patrimonio histórico del que, en El Navazo, nos sentimos muy orgullosos.
El cerdo ibérico, desciende del Sus mediterraneus, el jabalí que pobló ambas orillas del Mare Nostrum, como la última raza porcina de pastoreo de Europa.
Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, se trata de una raza diferente y única que se asentó en las dehesas ibéricas que, antiguamente, cubrían todo nuestro territorio nacional. Actualmente se reducen a las dehesas y los parques naturales de encinares y alcornocales del oeste y suroeste peninsular, considerados como su hábitat natural.
Estos lugares geográficos, pertenecen a las comarcas españolas de Andalucía Occidental, Extremadura y Salamanca.
Pero si ahondamos en la historia más antigua; la existencia del cerdo ibérico se remonta al Neolítico donde algunas muestras de tallas en piedra reflejan que el hombre ya lo había domesticado.
Buceando entre la historia de nuestros antepasados, cabe destacar la importancia del cerdo ibérico en el pueblo celta donde lo utilizaban en numerosos oficios de culto y lo consideraban sustento básico en su alimentación. Por su parte, los griegos veneraban a la diosa cerda y otorgaban facultades premonitorias a los porqueros. Además, llamaban a la “porqueriza”, Eubuleo, nombre que literalmente significa “buen consejo” y se le atribuían poderes mágicos. Por esto acudían allí cuando necesitaban favores del poder divino.
En Esparta en las fiestas a las que más público acudía se repartía un caldo de cerdo, pan y vino; costumbre que recibía el nombre de “Caldo Cachuela”. En Creta rondaba la convicción de que Zeus tenía como mascotas a los cerdos y por ello, era un animal muy respetado.
Y… qué decir de la importancia del cerdo ibérico en la época romana donde a su carne se le otorgó el rango de alimento regio. Además, a los romanos también se les atribuye la organización de la matanza y la venta de carne de cerdo ibérico. Incluso institucionalizaron la labor del carnicero como un oficio.
Es evidente que este animal ha significado mucho para nuestros antepasados y sigue teniendo un valor extremo en la actualidad. Incluso como detalle afianzador de esta importancia, no debemos pasar por alto que a lo largo de la historia española -desde la época prerromana hasta hoy en día- nuestra literatura menciona al cerdo ibérico a menudo, destacando sus valorados productos.
En el Matadero Frigorífico El Navazo estamos orgullosos de poder formar parte de la historia de este exquisito patrimonio histórico y gastronómico; contribuyendo, con nuestro trabajo diario, a afianzar aún más, el valor del cerdo ibérico como producto excelente de marca española.
¡Siempre orgullosos de abanderar la calidad y exquisitez de este valioso tesoro gastronómico!